7 ago 2014

Capitulo 6. Una cita con Adam



La primera semana de clases paso volando, casi no la sentí, las chicas se habían esforzado por mantener mis pensamientos lejos de Lucas o Cesar, pero se habían empeñado más de la cuenta en el sabotaje hacia las “plásticas” para nuestra mala suerte a ninguna se nos ocurría algo digno de ellas; algo que de verdad las hiciera sufrir y arrepentirse de todo lo malo que nos habían hecho. Por otro lado, nosotras si habíamos sufrido sus ataques constantes, por separado; y habían sido peor que antes…

A Arumi le gustaba el arte y siempre cargaba con cualquier tipo de cosas para expresarse, desde un cuaderno de notas hasta plastilina, pasando por pinturas o hasta madera; y las plásticas lo aprovecharon de la mejor manera. El miércoles tuvimos una hora libre pero todos debíamos permanecer dentro del aula, así que no había más remedio que aguantar a todo el salón; en verdad estábamos aburridas hasta que Arumi empezó a dibujar en nuestros brazos, no sabíamos que era, a alas cuatro nos dibujaba cosas diferentes, pero le faltaba algo de color así que saco esa “cajita mágica”, como la había bautizado, y empezó a buscar un poco de pintura a base de agua, Lilly se acerco por detrás de nosotras, y le pregunto al oído

-¿Acaso buscas esto? – y cayó en su cabeza la pintura amarilla, se escucharon las risas y las burlas de todos los chicos del salón.

Las plásticas estaban atrás de cada una de nosotras y vaciaron un bote de pintura de colores a cada una de nosotras. Arumi fue amarillo, Vivian morado, Azur verde.

-Para ti tengo algo especial, querida Lía – esa era la inigualable y sarcástica voz de Sophy, cuatro colores cayeron sobre mi cabello (verde, azul, anaranjado y morado). Mi cabello empezaba a parecer un arcoíris, todo el mundo riendo y de repente el silencio total.

-¿Qué significa todo esto señoritas? – uno de los encargados del piso había entrado por todo el ruido que habíamos provocado. – Las cuatro están castigadas, las veré después de clases y háganme un favor, lávense la cabeza antes de dirigirse a detención – nos señalo a nosotras y no a las plásticas, claro ya estaban muy sentaditas e inocentes en sus lugares.

El profe entro al salón y cuando nos vio reprimió una sonrisa, aun así no nos autorizo a que saliéramos a lavarnos… éramos la burla de todos y pronto toda la escuela se enteraría. Las “plásticas” se dedicaban a tomarnos fotos y mandarlas por toda la red estudiantil, cuando salimos del salón, corrimos a toda prisa por el pasillo hacia los sanitarios cubriéndonos con lo que teníamos a la mano pero ya era demasiado tarde, toda la escuela nos miraba.

Choque contra alguien,

-Hola preciosa – ¡¡oh no!! Esa voz la conocía era la de…

-Adam – le dije avergonzada, seguro mi cara era todo colorado

-¿Estas bien? – su tono era mas de preocupación que de burla, me ayudo a ponerme de pie

-Claro, nada que un buen baño no pueda quitar – dije tocándome las puntas del cabello.

-Ok, ¿y como están las demás chicas? – me pregunto señalando hacia el sanitario donde las chicas ya se encontraban lavándose el cabello

-Supongo que es más la vergüenza que el dolor, pero ya vendrá la de nosotras – no podía imaginar hasta donde podían llegar mis pensamientos de venganza

-Oye preciosa, aunque tengas el cabello multicolor, me seguirás gustando

Eso me tomo desprevenida, ningún chico en su sano juicio me hubiera dicho tales palabras.

-¿Qué me dices si salimos el sábado? Tal vez a ver una película o a tomar un café, no sé, tu dime – ya se estaba poniendo nervioso, y como no, si en ningún momento le quite la vista de encima y me le quede mirando con la boca abierta

-Reacciona Lía – Vivian me codeo, no supe en qué momento se acercaron – Se hace tarde para la siguiente clase y seguro que él está esperando una respuesta – dijo señalando a Adam
No sabía que decir y el timbre para la siguiente clase sonó, ni siquiera me había dado tiempo de limpiarme el cabello

-Oye, piénsalo ¿si? – grito Adam ya alejándose para su siguiente clase - ¡¡Ah!! Y que no te de pena esos colores que traes, solo es pintura, levanta la cabeza siempre.

Este chico era genial, creo que si saldré con él.

Como dije la semana paso como agua y yo no le había contestado a Adam que si saldría con él, claro, tampoco me lo volvió a preguntar ni mucho menos así que tome la iniciativa. El viernes por la noche le mande un mensaje de texto

L- “Hola, tienes planes para mañana??”

A- “Estoy esperando que una chica me diga que si a mi invitación”

L- “Oh, yo creí que… no nada, olvídalo”

A- “Espera preciosa, me refería a ti”

L- “Oh!! Estaba pensando, si aun quieres claro, ir a ver una película o tomar un café”

A- “Y que tal las dos??”

L- “Esta bien”

A- “Que tal si nos vemos a las 12 del día, dime a donde paso por ti??”

L- “Este… no lo sé, que tal si nos vemos en el parque que está enfrente de la escuela”

A- “Ok, te veo en la entrada principal, no llegues tarde jaja”

L- “No llegues tarde tu, aplico la ley de los 15 minutos”

A- “Ooook, llegare a tiempo”

L- “Jaja, nos vemos mañana entonces, descansa”

A- “Descansa preciosa”

Pues había dado el primer paso y ahora tenía una cita con Adam, esperaba que todo saliera bien y no tuviéramos ningún inconveniente en una posible relación.

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Chicos ya saben  que sus comentarios alimentan mi alma.
Las faltas de ortografía en la conversación entre Lía y Adam son intencionadas


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